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Internacional | "La represalia más seria" de Catar a sus vecinos que haría "sudar&quo


Mientras que los mercados petroleros "parecen impermeables al riesgo geopolítico" que supone la crisis diplomática con Catar, el combustible a analizar "no es el petróleo, sino el gas", afirma un nuevo artículo de Bloomberg, que advierte de que si esta disputa no se resuelve rápidamente, "puede significar un verano caluroso en el Golfo".

El artículo explica que Catar es uno de los productores de petróleo más pequeños de la OPEP, con 618.000 barriles por día, pero "su poder real proviene de ser el mayor exportador de gas natural licuado del mundo", y cualquier intento de detener las exportaciones de Catar desembocaría en "una importante crisis" que provocaría "una seria respuesta" de los principales compradores de gas natural licuado: Japón, Corea del Sur, China y la India.

"La represalia más seria"

En este sentido, si la crisis continúa aumentando, "la represalia más seria" por parte de Catar sería cortar las exportaciones de gas natural a los Emiratos Árabes Unidos a través del oleoducto Dolphin.

Este proyecto, que agrupa a las compañías Total (24,5%), Occidental (24,5%) y la empresa de inversiones estratégicas de Abu Dabi Mubadala (51%), suministra más de 2.000 millones de pies cúbicos (56.600 millones de litros) al día, más de una cuarta parte del consumo del país, así como unos 160.000 barriles diarios de gas natural condensado y gas natural licuado. Además, alrededor de 200 millones de pies cúbicos diarios (5.663 millones) transitan de los Emiratos Árabes Unidos a Omán, que aún no forma parte del embargo.

Opciones limitadas

Mientras tanto, señala el artículo, con temperaturas en el Golfo que ya están superando los 40 grados, el consumo de energía para aparatos de aire acondicionado "se acerca a su pico".

Ante esta perspectiva, los Emiratos Árabes Unidos tienen "opciones inmediatas relativamente limitadas" para reemplazar el gas del Dolphin, y probablemente tendrían que adoptar una serie de soluciones de emergencia, incluyendo impulsar temporalmente la producción de gas en Abu Dabi, racionar suministros a las industrias y quemar grandes cantidades de diésel caro como combustible sustituto en sus plantas de energía.

Consecuencias para Catar

Por otro lado, cortar los suministros, aunque sea brevemente para negociar una forma de salida de la crisis, sería una medida muy arriesgada también para Catar, pues dañaría su reputación como proveedor fiable, advierte la publicación. Así, en Tokio este incidente podría reavivar las preocupaciones de la decáda de 1970 por su excesiva dependencia de los exportadores de petróleo y gas de Oriente Medio. Lo mismo ocurre con China, que ha decidido diversificar sus fuentes de combustible.

Después de décadas de preocupaciones por las interrupciones iraníes a los flujos de petróleo y gas del Golfo, la nueva amenaza "proviene de una fuente inesperada", resume el artículo, para concluir que, aunque "hay mucha estabilidad" en los mercados globales y "no hay peligro inmediato", en caso de que se produzca esta disputa, tanto Catar como sus vecinos "sufrirán con suministros esenciales".


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