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Agente mexicano a migrante hondureño: “Aquí no nos interesa la vida de ustedes”


La Tribuna HN | Agente mexicano a migrante hondureño: “Aquí no nos interesa la vida de ustedes”

“Aquí no nos interesa la vida de ustedes. Aquí hacemos nuestro trabajo que es deportarles a ustedes”. Esta es la respuesta de un agente mexicano del Instituto Nacional de Migración (INM) de México a un inmigrante hondureño de 27 años, que expresaba el miedo que tenía a regresar a su país y que pudiera ser asesinado, enmarca el nuevo informe de Amnistía Internacional (AI) sobre el trato que reciben de las autoridades mexicanas los extranjeros que piden asilo.

Tras una nueva encuesta realizada a pie de campo a 500 inmigrantes centroamericanos, el informe de la ONG afirma que “México incumple sistemáticamente el principio de no devolución (non-refoulement), pilar vinculante del derecho internacional y mexicano que prohíbe la devolución de personas a situaciones donde corran riesgo real de sufrir persecución u otras violaciones graves de derechos humanos”.

Un ejemplo práctico de uno de esos miles de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, principales focos de esa inmigración que huye de la violencia y que ya no podrá volver a intentar llegar a Estados Unidos, destino prioritario de ese largo y tortuoso camino, es Saúl, nombre ficticio para proteger su identidad, quien hoy es un cadáver al que condenaron a regresar junto a sus futuros asesinos, según informó AI a medios locales.

“Saúl trabajaba en el sector del transporte de Honduras como conductor de autobús. El ACNUR ha clasificado específicamente el sector del transporte como una de las cinco categorías concretas de perfiles en situación de riesgo en el contexto de la violencia generalizada de Honduras, dado el control que ejercen las maras por medio de extorsiones o ´impuesto de guerra´ a los conductores de autobuses”.

En noviembre del 2015 Saúl sufrió un ataque armado, en el que dos de sus hijos resultaron heridos de gravedad. Como temía por su vida, huyó a México y solicitó asilo. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) le denegó el asilo por considerar que tenía opciones en materia de seguridad en su país, y el INM violó entonces el principio de no devolución deportándolo dentro del período de 15 días en que tenía legalmente derecho a recurrir la decisión.

El equipo de investigación de Amnistía Internacional entrevistó a Saúl en Honduras en julio del 2016, tres semanas después de que lo deportaran. Expresó mucho temor por su vida, porque ya había sufrido un ataque en su casa a su regreso. Unos días más tarde, lo asesinaron, señala el informe de AI.


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